Presentamos... After the Rains!

Que hay en un nombre?

11/1/2023

Palabras y más palabras (uf...). A veces pienso si la causa de sentirnos tan agotados la gran parte del día viene por el esfuerzo que supone el estar constantemente ordenando y reordenando palabras, como si el mundo dependiese de ello. Y puesto que las cosas deben tener nombre para que lo sean, Carla y yo nos vimos en la tesitura de ponerle nombre a nuestra nueva andadura.

Una andadura que nació de un sentimiento. Esa mezcla de alegría, emoción, respeto y responsabilidad que acompaña a la experiencia con las setas. Cuando experimentas con setas, hay un momento en que todos esos sentimientos son incontenibles, se desbordan, se mezclan, y es entonces cuando sientes la necesidad imperiosa de compartirlos. Y quizá en eso consiste el amor. Quizá es el océano interior lo que no podemos contener y lo que sabemos que hemos de compartir. Quizá debe compartirse porque en ese momento sabemos que nadamos en el mismo océano.

Es una necesidad arcaica, tanto como los caminos que conducen a los lugares donde poder compartir, lugares que tanto hemos recorrido. Compartimos con las canciones. Compartimos jugando. Compartimos con rituales. Compartimos con nuestra gratitud. Compartimos estando juntos y sintiendo la presencia del otro, y sabiendo que lo que compartimos es algo valioso, aun si no tiene nombre.

Esta necesidad, y las prácticas y rituales surgidos para satisfacerla, siempre han estado entre nosotros, en todo momento y en todo lugar.

Hasta hace bien poco.

Durante los pocos miles de años de nuestra historia tal como la conocemos hoy, hemos vivido un olvido progresivo de ese océano que nos conecta y de los caminos que nos llevan a recordar dicho océano, a experimentarlo. Y mientras no podamos acceder a esa parte más profunda y tierna de nosotros mismos, mientras no podamos desprendernos de todo lo superficial que hay en nosotros y, por un momento, resonar juntos únicamente en lo que nos une, hasta entonces, estaremos batallando. Batallaremos y sufriremos y nos sentiremos deprimidos y con ansiedad y sentiremos una soledad inconsolable, y trataremos de lograr esa conexión consumiendo y consumiendo y consumiendo. Y ese es, según parece, el hoyo que nos hemos cavado en este estadio especialmente oscuro de la historia de la humanidad, en que las guerras asolan Ucrania y Palestina, la devastación medioambiental llega a un punto de inflexión y la desconexión cultural con el resto de la naturaleza, con el planeta y entre nosotros mismos está en su punto más álgido.

Y es ahora, en un momento de la historia de la humanidad en que la situación parece irreversible, cuando nuestra cultura ha empezado a abrirse tímidamente al regalo de las setas enteogénicas: la potente medicina que María Sabina —mujer indígena que vive en los márgenes de la narración histórica— compartió con Gordan Wasson, banquero, micófilo y emisario de la cultura occidental. Fue él quien introdujo la seta sagrada en la cultura occidental y no ha sido hasta ahora, más de sesenta años después, cuando nuestra cultura ha empezado a darse cuenta de la verdadera esencia de este regalo

El regalo es que hay un camino de vuelta: de vuelta a lo básico; de vuelta a la configuración de origen; de vuelta a ese lugar en el que basta con ser, pero mucho mejor si ese ser es con otros, porque por más inseguros que nos sintamos, sabemos que somos tribu y que cuidamos unos de otros. Y es ahí cuando disfrutamos creando resonancia, cuando disfrutamos el ser parte de esta tierra y de vivir junto con estas plantas y estos animales y estas personas, y entre estas montañas y ríos; y así lo sentimos cuando ha llovido, cuando una larga sequía ha dado paso a lluvias torrenciales y la tierra se ha saciado de esa agua, y a la mañana siguiente vemos la niebla en la falda de la montaña, notamos el calor del sol al amanecer y sentimos el viento fresco y limpio. Y nos parece que el mundo está repleto de posibilidades.

Por eso decidimos llamar a nuestra andadura After the Rains (Después de la lluvia). Queremos crear espacios para el ritual y la resonancia en los que poder compartir lo que nos ha aportado la experiencia con las setas. Queremos compartir las sensaciones que hemos vivido en el punto álgido de la experiencia y la liberación somática que nos proporciona. Queremos compartir la sensación de renovación que sigue a esa liberación; la presencia de lo sagrado, la conexión, la gratitud y la veneración. Y así es como, con responsabilidad, emoción, humildad y un toque canalla, os presentamos hoy After the Rains.

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